Piezas singulares

La colección del Etnogràfic Campos reúne una serie de objetos singulares que destacan por su valor histórico, cultural y etnográfico. Muchas de estas piezas son testigo de oficios, tradiciones y formas de vida que han desaparecido o que han cambiado radicalmente con el paso del tiempo. Algunos ejemplares son extremadamente raros y difíciles de encontrar hoy en día, hecho que los convierte en elementos clave para comprender mejor la historia y las raíces de Mallorca.
A continuación, destacamos algunas de las piezas más relevantes de la exposición, cada una con una historia única y una importancia especial dentro de nuestro patrimonio:
- El carro de rueda maciza. Es una pieza excepcional, el número de ejemplares que se han conservado en Mallorca es muy limitado, debido a las sucesivas prohibiciones para circular que tuvieron lugar desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX.
- El molino de cantera. Ejemplar espectacular por su tamaño, nos permite hacer una idea de cómo se subían los mareses de las canteras en Mallorca.
- Los mareses. Expuestos con sus tamaños tradicionales, en lo que se refiere a longitud, anchura y grosor; y que además fueron extraídos de la cantera de forma artesanal.
- El yugo para labrar viña. Si los yugos de labrar y de carro han sido poco estudiados, los de labrar viña aún lo han sido menos; ya que en la actualidad nadie los ha visto usar, simplemente se ha oído hablar de ellos, queda muy poca memoria viva para aprender sobre este objeto.
- La camilla de difuntos. Una pieza excepcional que acompañaba a los campaners a la tumba. Cada carpintero disponía de una para sus parroquianos, pero tanto por el tiempo que hace que no se utilizan, como por las manías de la gente por sus funciones, han propiciado su desaparición.
- Las plantillas para hacer ruedas de carros. Son excepcionales debido a que están marcadas con tamaños anteriores al sistema métrico y nos permite hacernos una idea de cómo median nuestros antepasados.
- Las puertas de la antigua iglesia parroquial de Campos. Se trata de un interesante y valioso testimonio proveniente del patrimonio religioso de la villa. Por estas puertas han entrado para ser bautizados y salido para ser enterrados, generaciones de campaners entre el 1583 y 1875.
- Los martillos y yunques de hojalatero. La parte tradicional y doméstica de los objetos que fabricaban los hojalateros están desapareciendo, quedando muy pocos profesionales en Mallorca. La colección de yunques y martillos, así como el resto de herramientas son de excepcional importancia para futuros estudios.
- La colección de cuchillas para picar la carne para hacer la sobrasada. Estas piezas fueron completamente apartadas de sus funciones cuando se introdujo la máquina para picar la carne. Nadie vivo las ha visto utilizar y son muy interesantes para un estudio etnográfico.
- Los embudos de vidrio para llenar las sobrasadas. Contaba el veterinario Joan Jaume Miralles, nacido en 1900, que él ya no vio utilizar estos embudos, pero sí oyó hablar de ellos a gente mayor. Son muy pocas las referencias escritas y estudios que se han hecho de los embudos de vidrio, ya que desaparecieron con la introducción del embutidor.
- Las luces de té y los fiesteros. Gracias a los dibujos del archiduque, se puede saber sobre el uso de estas luces, pero son muy difíciles de localizar y formaron parte de muchos trabajos relacionados con los oficios tradicionales.
- Los lluquets o mechas de azufre. Tan sencillo y pobre era este elemento que encontrarlo original es prácticamente imposible, ya que desaparecieron de las casas con la introducción de las cerillas.
- La romana para pesar bueyes de casi 700 kg, una de las de mayor tamaño que se conservan en Mallorca.
- El pellejo de trajinar aceite. En Mallorca fueron muy frecuentes para trajinar aceite; es un objeto muy sencillo, pero muy frágil y difícil de conservar. Prácticamente, ya no se encuentran en la isla.
- Los jergones de poner paja bajo el colchón. Muchos de ellos fueron deshechos y reutilizados, su ropa se empleó para hacer parches, ya que dejaron de emplearse hace muchos años. También mucha gente los confundía con una funda para colchón.