
Origen de la colección
La cuna original de la colección fueron los pesos y medidas tradicionales de Mallorca -lo que estaba más en peligro-, seguida de la cerámica común mallorquina. Más adelante, se añadió todo el resto de la colección.
Antecedentes de la colección de Etnogràfic Campos
La consecución de esta colección no ha sido fortuita. Desde muy niño, quien la ha recogido y estudiado, siempre mostró una predisposición a rodearse de gente mayor. La generación mallorquina anterior a la eclosión turística, había vivido cambios muy significativos en la forma de vivir, tanto material, como social. La gente mayor en la década de los años 70 y 80 del siglo XX, no depreciaba los avances tecnológicos, si bien les gustaban, pero en muchos casos, asociaban los objetos que formaban parte de su vida cotidiana de cuando eran jóvenes con una vida más sosegada y feliz.
Si debían ir a segar, se iban a segar manualmente; cuando hacían la matanza del cerdo, lo convertían en una fiesta; ir a la vendimia de la uva para hacer el vino, también se hacía con alegría como sí de una fiesta se tratase. La tecnología y el nuevo ritmo de vida lo alteró y la mayor parte de los objetos, pocos y sencillos, que ayudaban a realizar aquellos trabajos, fueron olvidados y muchos desaparecieron. Lo peor de todo, no es que se destruyeran, sino que también se perdía la forma de utilizarlos.
Inicios de la colección de Etnogràfic Campos

Estos hechos expuestos intrigaban mucho al autor de esta colección, que desde muy niño, no se cansaba de pasar horas y horas escuchando esa maravillosa memoria viva que le ponían a su alcance, familiares, vecindario, clientes mayores del bar donde vivía, etc.
Con los años, el autor de la colección, llegado a una adolescencia dura por sufrir una discapacidad auditiva producida por una medicación ototóxica, aislado dentro de un mundo y una sociedad que por aquel entonces no era demasiado comprensiva, hizo de la observación y la lectura su mejor refugio.
Miquel Ballester, como podrá ver en su esbozo biográfico, se dedicó desde muy joven al estudio de la arquitectura y construcción tradicional por un lado, y a la etnografía, por otro, que en muchos casos van ligados; por eso durante los años de su adolescencia y principios de su juventud, se conformó con la ávida lectura de esta temática y el asociacionismo cultural vinculado.
Con el tiempo, a partir de los 20 años aproximadamente el autor consideró que los objetos relacionados con la etnografía corrían peligro de desaparecer o dispersarse. Esta observación venía dada desde que había sido comisario de varias exposiciones temporales sobre etnografía dentro del marco del asociacionismo. Cuando se desmontaban y devolvían los objetos conseguidos a modo de préstamo, notaba la tristeza de ver como un trabajo tan importante que suponía su reagrupación, investigación, etc., volvían a dispersarse, quedando sólo el recuerdo fotográfico.
La cuna original de la colección fueron los pesos y medidas tradicionales de Mallorca –quizás el que estaba más en peligro–, seguida de la cerámica común mallorquina. Más adelante, se añadieron otras temáticas y el resto de la colección.
Orígenes de las piezas
La obtención de los objetos que forman parte de la colección se consiguieron de diferentes formas.
Una pequeña parte es de herencia familiar, pues su padre coleccionó casi todos los objetos que conforman el apartado de la elaboración del vino, por su dedicación a este ramo; también se consiguieron varios objetos de la vida cotidiana tanto del hogar materno como del paterno.
Otra fuente de obtención de objetos fue a través de compras, realizadas durante más de 20 años, mayoritariamente en el mercadillo de antigüedades de Consell, así como diversos anticuarios de la isla y algunos particulares.
Otro sistema con el que ha enriquecido la colección y por el que está extremadamente orgulloso y agradecido han sido las donaciones: algunas solicitadas cuando se ha sabido que existía una pieza peculiar, otras ofrecidas al principio cuando se sabían las aficiones que tenía Miquel y otras posteriores cuando se supo que la colección se abriría al público.
Antes de la instalación definitiva en el lugar que ahora ocupa esta colección, todos los objetos disponibles según la época de adquisición han sido movilizados en diferentes lugares, algunos de ellos hasta en cuatro ocasiones, con todo lo que supone una mudanza de esta envergadura.
De la colección recopilada se ha podido exponer casi en su totalidad, ya que muchos objetos son comunes en diferentes secciones. Otros, por estar repetidos o por priorizar el estado de conservación, han sido descartados en un almacén.
Sin embargo, hay que añadir, que la programación inicial para la instalación de la colección en el nuevo y definitivo edificio, ha sido muy complicada y difícil de distribuir en el espacio disponible, a pesar de contar con un total de 1000 m2 construidos, habiendo 870 m2 útiles repartidos en tres plantas, sin contar lo que se ha aprovechado en las paredes y algún techo como área de exposición.





